Después de encontrar la primera parte del Scion, Lara Croft se ha desplazado hasta Grecia para encontrar la segunda parte de este misterioso artefacto.
Lara ha entrado en un antiguo templo lleno de salas con complicados puzles y cientos de trampas. Y una de ellas es una gran estatua del Rey Midas, personaje de la mitología griega que podía convertir todo lo que tocaba en oro.
Allí está Lara frente a la estatua de Midas, junto a su mano, donde acaba de convertir algunos lingotes de metal en oro. Y se pregunta: ¿si yo también toco la estatua me convertiré en oro?
La imaginación de Lara es muy poderosa y en su cabeza puede ver como tocando la estatua se convierte en oro, quedando completamente paralizada. Un final demasiado cruel que Lara no está dispuesta a probar. Lástima que en esta sala no esté Pierre para sugerirle que sea el primero en probar.